Descripción del proyecto
Ermita Ntra. Sra. de la Antigua
La ermita actual de la patrona de Morata, Nuestra Señora de la Antigua, es un oratorio cuya construcción data del siglo XVII. Está edificada sobre una ermita preexistente dedicada a San Sebastián, que databa del siglo XVI, como consta en legajos oficiales de tiempos del reinado de Felipe II.
El interior del templo es sobrio y recogido, constando de una sola nave presidida por la patrona de Morata y a uno de los lados del retablo luce la imagen de San Sebastián, a quien en un principio estaba dedicado el templo, pero que fue “desahuciado”.
A lo largo del siglo XVI, coincidiendo con la llegada del patrocinio de Morata a manos del Marqués de Leganés y Conde de Altamira, el culto a San Sebastián fue perdiendo popularidad. Se dice que en un 7 de septiembre un temporal descargó sobre el pueblo, causando terribles desperfectos. El conde visitó al día siguiente la villa acompañado de su hijo, para conocer de primera mano los devastadores efectos que sobre el pueblo había tenido el paso de la tormenta. Cerca de la ermita de San Sebastián, que había quedado muy deteriorada, encontró el niño una imagen que tenía una corona y que le pareció una muñeca al uso, pero que posteriormente se dedujo se trataba de la imagen de una Virgen, que habría sido arrastrada por el aguacero. Fue entonces cuando se desahució a San Sebastián y se refundó una ermita en su lugar bajo el patronazgo de aquella Virgen, la Virgen de la Antigua. Desde entonces, se fijó aquel día como Día de la Patrona. Un día que festejan los morateños cada 8 de cada septiembre.
San Isidro
El patrón de Morata es San Isidro Labrador desde mediados del siglo XX, al que se le tenía ya gran devoción al ser protector de agricultores y de sus cosechas.
La imagen del Santo está en una de las capillas laterales de la parroquia. Talla que sale en romería cada 15 de mayo hasta el paraje de El Bosque, al norte de la villa, donde está su ermita y donde se celebra la Santa Misa.
Ese día tienen lugar un buen número de actividades organizadas por la Hermandad de San Isidro y San Antón y por el Ayuntamiento de Morata, destacando el concurso de tractores, actos deportivos, o la subasta de productos agrícolas en beneficio de la Hermandad.
Es este día muy participativo, pues gran número de grupos y peñas acuden junto al Santo preparando sus guisos y acompañándolo durante toda la jornada festiva.
Ermita de la Virgen de Fátima
Apenas separada de la Iglesia por unos escasos cien metros, ya en dirección al vecino pueblo de Perales, y situada frente al cementerio municipal, se halla esta otra ermita morateña.
De carácter mucho más austero y cercano a la arquitectura popular que la erigida en honor a la Virgen de la Antigua, pero no exenta de particular belleza, se trata de un templo datado en el siglo XVII. Aunque en 1927 fue reestructurada debido al mal estado de esa parte de la ermita.
Tuvo doble adscripción (vírgenes de Soledad y Fátima) desde tiempos de posguerra. Hasta la Guerra Civil, en su retablo se veneraban las imágenes de Ntra. Sra. de la Soledad, el Cristo de la Vega y Ntra. Sra. de las Nieves.
Perdido todo ello (es de suponer que destruido) durante la Guerra Civil, fue en 1948 cuando se adquirió la imagen de la muy popular entonces Virgen de Fátima, que se venera hoy en día en su retablo.
Ermita del Santo Cristo de la Sala
Situada en la calle a la que da su nombre, muy cercana a la Iglesia, el templo es de una sola nave culminada en un sencillo retablo con la imagen de un Cristo y una pequeña sacristía al fondo.
Se trata de una ermita postrada como un edificio más en mitad de la calle, y cuya única referencia visual para reconocerla es una ventana en forma de cruz en su fachada, debido a que en una remodelación se le revistió la fachada de ladrillo, lo que puede camuflarla como una vivienda más, aunque, pese a la aparente modernidad, data de la segunda mitad del siglo XVII.
Según la leyenda, un vagabundo que se paró a dormir en la yesería que estaba en lo que hoy es el oratorio; antes de dormir, pintó en una pared un Cristo para rezarle. Al llegar los trabajadores al día siguiente, borraron la imagen, pero ésta volvió a surgir. Repitieron la acción, pero la imagen no desaparecía, por lo que los lugareños decidieron edificar en el lugar la ermita que encontramos en nuestros días.